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2 de febrero de 2012

Espacio, Tiempo y Silencio


En este mundo cada vez hay menos espacio, tiempo y silencio, y de a poco nos volvemos locos…

No hay espacio suficiente para caminar, porque los autos lo invaden todo, no hay espacio suficiente para estacionarse cuando se tiene auto, no hay espacio para jugar o simplemente para transportarse de un lugar al otro, los vagones del metro siempre están llenos, las salas de espera de los hospitales están a reventar, los pasillos de los supermercados están atascados de gente, hay lista de espera en los restaurantes y como si esto no fuera suficiente, las casas son cada vez más pequeñas, los muebles se convierten de a poco en juguetes para casas de muñecas, o en objetos transformables y multifuncionales que se quitan y se ponen o tienen compartimentos para guardar cosas, nos acostumbramos a pasar “de ladito” prácticamente en cualquier lugar; entre los muebles, los autos y las personas; los jardines se convierten en estacionamientos o en nuevas habitaciones, las terrazas se vuelven tendederos, las azoteas en bodegas o en el mejor de los casos en jardines y hasta los perros son cada vez más pequeños a falta de espacio en donde ponerlos.

La gente sale a la calle todos los días a expropiar espacios, para caminar, andar en bicicleta o en patineta, para tener plantas o alguno que otro cachivache, los franeleros se adueñan de las calles para “apartarte” un espacio que prácticamente te prestan, (como si fueran los dueños) los vendedores en las esquinas pelean su espacio para limpiar parabrisas o vender alguna cosa, los tianguis expropian calles completas un día a la semana, en las escuelas cada vez hay más alumnos en los mismos reducidos salones, cada vez vemos menos el cielo por que hay algo que nos tapa la vista, bajo nuestros pies hay cables y tubos porque no hay espacio para ponerlos en otro lado ya que hay tantos cables en los postes que no lo permiten, no hay suficiente espacio para la basura y en muchas ocasiones ni siquiera para los botes que deberían de contenerla, y es que somos tantos.

Tantas personas de aquí para allá corriendo cual hormigas sin parar, siempre haciéndosenos tarde para llegar algún lugar, y es que parece un poco más que sacrilegio desperdiciar el tiempo, pues ya nos queda tan poco; cualquiera diría que la tecnología que nos hace más fáciles algunas labores nos dejaría mucho tiempo libre, la verdad es que el tiempo se nos va entre las manos, en las filas para pagar, en el transporte del trabajo a la casa, viendo televisión o en algún lugar perdido junto a esos calcetines que nunca vuelven a aparecer.

Las jornadas de trabajo cada vez son más largas, y los tiempos para comer cada vez son más cortos lo que nos da que, hacernos tiempo para nosotros parece una labor titánica; le quitamos tiempo a las noches y nos dormimos tarde preparando cosas para mañana, tenemos que leer en el metro, jugar a distancia, pedir comida a domicilio, escribir un post en horas de trabajo y checar el FB para más o menos no perder el hilo de lo que hacen tus amigos, porque tener el espacio y el tiempo para leer parece imposible, porque organizarse para jugar y hacer algún deporte necesita demasiado esfuerzo y compromiso, porque preparar comida diaria implica organizar, comprar, preparar y limpiar, y se nos acaba el tiempo, porque ver a los amigos nos desgasta e implica moverse y vivimos tan permanentemente cansados que todo nos da hueva, y cuando por fin tenemos vacaciones nos vemos en la disyuntiva de no hacer nada y descansar o hacer lo mas que podamos de los pendientes que tenemos pues no hemos tenido tiempo de hacerlo.

El caos es tan infinito…

Que mucha gente ni se percata de que el silencio no existe, ese bendito silencio que nos deja oír lo que pensamos, hasta hay gente que le tiene miedo, sino como explicarse las interminables horas escuchando el “ruido” del radio sin realmente poner atención, solo emulando una compañía incorpórea, los autos pasan, los camiones hacen vibrar las estructuras, las alarmas de los despertadores suenan desde muy temprano, las pesadas puertas, el claxon del de junto, la bomba del agua, el taladro a lo lejos, los tacones en el techo de la vecina apurada, los perros ladrando, la campana de la basura, el gas, al cartero, el agua, el heladero, los tamales, los globos, y el insufrible martirio de los que venden música, todos con sus particulares sonidos, la vida sigue aun entrada la noche, y el silencio nunca llega…

Como llegamos a esto, como nos acostumbramos a silenciar nuestra voz interior, a gritar en lugar de hablar, a hacer como si no hubiera ruido, a pensar que ya casi se acaba y lo mas patético del asunto es que cuando por fin tenemos tiempo espacio y silencio algunos pareciera que los ataca una ansiedad y en lugar de disfrutarlo llenan los huecos con ruidos y acciones compulsivas.

En fin!!!

Meditando …. En conjunto con el ruido de la lavadora me encuentro…. Y como ya va a cantar la gorda me despido (ya va a salir la ropa)

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