que nos pasa?

El día de hoy haré para ustedes una breve reflexión y catarsis, para sacar mi frustración sobre una serie de pendejadas que pasan todo los días, pero que de cuando en cuando me cuasi deprime
Por qué es que la gente no puede ver algo prolijo, algo limpio o algo nuevo, que hay en el interior de las personas que los orilla a convertir en bote de basura cualquier pequeño o gran espacio que encuentran, desde coladeras, rendijas, rieles de ventanas, la parte de debajo de los muebles (que aunque no lo crean no están hechas para ser llenadas de chicle) fuentes, esquinas, callejones, locales vacios, huecos en las paredes, postes y un largo etc.

Por qué el instinto de marcar cual perrito las paredes, mesas, bancos y hasta monumentos nacionales, o patrimonios de la humanidad, creen de verdad lograr una trascendencia al poner pepito y juanita forever, en estos espacios o en un pedazo de banqueta en donde el cemento todavía no se seca; o signos indescifrables y estampitas, por todas partes, por qué cada aparato o gadget es propenso a ser llenado de piedritas o estampitas ridículas de esas que salen en las bolsas de frituras, a que ente del mal se le ocurrió que cualquier barda “libre” es el lugar ideal para anunciar pendejadas ya sea con un chingo de carteles iguales o de plano con pintura y con todo el tiempo del mundo y ante los ojos de todos (tenga dueño o no o pidan o no permiso).

Por qué nadie puede tener un pasto bien cuidado, un foco exterior sin que este pelón, o a veces ni así, una fachada libre de graffiti o un transporte público sin vidrios rayados o simplemente un baño público al que le puedan dejar el rollo de papel entero y tenga jabón.

De plano no creemos merecer vivir en un lugar limpio, por qué los juegos de los niños en las áreas públicas, hasta hace poco nuevos están desvalijados, rayados y hasta quemados, por qué la calle es parte del pueblo sin ley, la vía pública, que de tan pública es de todos y de nadie.

Alguna vez hice un post sobre la teoría de las ventanas rotas, quizás de alguna u otra manera nos hemos acostumbrado a vivir en el caos y a cooperar de a poco a que se siga manteniendo porque no respetamos nada ni a nadie, porque siempre ha sido así, por qué muy pocos hemos vivido el contraste de estar en un lugar “mejor”.

La sobre población y la contaminación hace que TODO absolutamente todo, se gaste más rápido, que el tiempo de vida sea corto y empiecen a deteriorarse todo lo que hay a nuestro alrededor, banquetas, escaleras, puentes peatonales, mobiliario urbano señalizaciones (que muchas veces resulta impráctica, indescifrable o ilegible) pintura, pisos, ventanas, asfalto, semáforos; cuyo mantenimiento consiste en darle una mano de gato por encimita y hasta donde me alcance la escalera dejando luminarias y bardas multicolores de cada administración, porque primero eran verdes, y luego anaranjados, y luego amarillos, que ni para eso se pueden poner de acuerdo; los edificios públicos parecen lugares olvidados, al igual que la gran mayoría de las azoteas, áreas verdes y ciertos espacios de entretenimiento ¿por qué?.

Por dónde empezar, a quién le toca, Cómo ponernos de acuerdo para hacer algo si ni entre los vecinos se soportan, a quien recurrir, como soñar con pretender alcanzar esas postales idílicas de las revistas de decoración, o esas imágenes que te venden las maquetas arquitectónicas cuando compras una casa.

Cuando nuestras decoraciones públicas se limitan a tenis colgados de los cables rótulos mal hechos y corcholatas incrustadas en las banquetas algo malo está pasando, en lugar de gastar tanto en propaganda política y foquitos patrios o decembrinos, se debería de hacer una buena imagen de la ciudad!! Chinga…

Por ahora es todo!!! Ashh.